Por Priscilla Alvarez y Betsy Klein, CNN
Las tensiones entre la administración Trump y California se intensificaron este fin de semana, luego de que el presidente Donald Trump decidiera desplegar a 2.000 miembros de la Guardia Nacional en el área de Los Ángeles, una medida que los líderes demócratas del estado calificaron como una escalada innecesaria en medio de las protestas por las políticas migratorias de la administración.
Trump hizo campaña prometiendo deportaciones masivas y ha habido una enorme presión sobre su administración para intensificar esos esfuerzos, ya que los primeros meses de su segundo mandato han estado muy por debajo de sus objetivos declarados. El impulso para una aplicación más agresiva de la ley, sumado a las tensiones de larga data entre Trump y California, contribuyó a un fin de semana tenso en Los Ángeles, donde las protestas se tornaron violentas por momentos.
A medida que las protestas se intensificaron el viernes, funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional comenzaron a prepararse para aumentar los recursos y el personal en el terreno, con el fin de brindar protección a los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que llevaban a cabo una operación previamente planificada.
En llamadas que se extendieron hasta la noche del viernes, los funcionarios se prepararon para lo que una fuente describió como un incidente similar al de Portland, en referencia a las protestas que estallaron en esa ciudad de Oregón en 2020, cuando manifestantes rodearon un edificio federal en Los Ángeles. El Departamento de Seguridad Nacional se preparó para enviar refuerzos a Los Ángeles, incluidos vehículos blindados y municiones menos letales, como gas y balas de pimienta, así como para desplegar a cientos de agentes adicionales de todo el departamento, de acuerdo con dos fuentes familiarizadas con las conversaciones.
Durante esas discusiones, los funcionarios consideraron si era necesario cancelar la operación, pero finalmente la evaluación general fue que la operación de ICE —centrada en negocios y migrantes con antecedentes penales— debía continuar, según fuentes con conocimiento de las conversaciones.
La decisión: enviar más recursos y agentes a la zona para proteger a los agentes de ICE y resguardar uno de los edificios federales donde se habían concentrado las protestas.
A lo largo del sábado, funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y de la Casa Blanca estuvieron en comunicación casi constante sobre la situación en el terreno, mientras seguían llegando recursos y personal a la ciudad.
Para la noche del sábado, cuando quedó claro que la administración no podía seguir sumando autoridades federales sin retirar personal de otros lugares, la Casa Blanca decidió tomar la decisión de desplegar a la Guardia Nacional, según una de las fuentes.
“Los funcionarios de la administración fueron informados sobre ataques crecientes contra las fuerzas del orden, como piedras lanzadas a sus vehículos por alborotadores”, dijo un funcionario de la Casa Blanca.
El funcionario agregó: “Era evidente que a las fuerzas del orden federales no se les permitía hacer su trabajo y estaban siendo atacadas”.
Trump firmó un memorando presidencial autorizando el despliegue de miembros de la Guardia Nacional la noche del sábado, y su secretaria de prensa anunció la decisión mientras el presidente se dirigía a una pelea de la UFC en Newark, Nueva Jersey.
El mensaje principal de Trump, sus principales asesores y aliados en el Congreso: la decisión se tomó porque los líderes de California no estaban haciendo su trabajo.
“Los líderes demócratas ineptos de California han abdicado completamente de su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos. Por eso el presidente Trump ha firmado un memorando presidencial para desplegar a 2.000 miembros de la Guardia Nacional y abordar la anarquía que se ha permitido crecer”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en el comunicado que anunció el despliegue.
El gobernador de California, Gavin Newsom, respondió enérgicamente, advirtiendo que el despliegue solo avivaría las tensiones.
“Esa medida es deliberadamente provocadora y solo va a escalar la situación. Las autoridades de Los Ángeles pueden acceder a ayuda policial en cualquier momento. Estamos en estrecha coordinación con la ciudad y el condado, y actualmente no hay ninguna necesidad insatisfecha”, escribió el gobernador demócrata en redes sociales.
Más tarde, aseguró que Trump estaba tratando de “fabricar una crisis”.
Durante su primer mandato, Trump consideró en varias ocasiones desplegar militares estadounidenses en territorio nacional, ya fuera para sofocar protestas o combatir el crimen. En ese entonces, sus asesores lograron disuadirlo, ya que sería una medida drástica sin precedentes recientes.
Sin embargo, ahora el presidente está menos limitado por asesores que intentan frenar sus impulsos más extremos. Y tras una campaña en la que prometió mano dura contra el crimen y la inmigración ilegal, parece ansioso por demostrar su disposición a tomar medidas máximas para cumplir sus promesas.
Una fuente policial de alto rango involucrada en la respuesta a los disturbios consideró que el despliegue de la Guardia Nacional es una sobrerreacción que podría resultar contraproducente y solo provocar a más agitadores.
Esa fuente señaló que, hasta la tarde del sábado, los manifestantes potencialmente violentos observados por la policía en Los Ángeles eran solo unas decenas, y los agentes estaban trabajando activamente para controlarlos.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, defendió la medida el domingo como un asunto de seguridad.
En el programa “Face the Nation” afirmó que se espera que la Guardia Nacional “utilice sus habilidades especiales para mantener la paz”.
“Los soldados de la Guardia Nacional están ahí para brindar seguridad a las operaciones y asegurarse de que las protestas sean pacíficas”, afirmó Noem.
La ofensiva migratoria en Los Ángeles ocurre en medio de un renovado esfuerzo de la Casa Blanca por aumentar los arrestos migratorios. Stephen Miller, subjefe de gabinete y principal asesor de Trump, así como arquitecto de las políticas migratorias más estrictas de la administración, transmitió esa urgencia en una reunión el mes pasado con altos funcionarios de ICE, presionando a los agentes para que incrementaran significativamente los arrestos.
En las semanas siguientes, ICE intensificó notablemente sus operativos. Según un alto funcionario del DHS, las operaciones reforzadas del ICE han resultado en un aumento significativo de arrestos, alcanzando un nuevo récord diario de 2.368 arrestos el 4 de junio. El promedio diario de arrestos durante los primeros 100 días de Trump en el cargo fue de aproximadamente 1.000.
El despliegue también ocurre mientras la administración Trump ha amenazado con recortes importantes al gasto federal en California. CNN informó el viernes que el Gobierno se está preparando para cancelar una gran parte de los fondos federales destinados al estado, de acuerdo con múltiples fuentes.
Se ha instruido a las agencias a comenzar a identificar subvenciones que la administración pueda retener a California, y las fuentes señalaron que se está considerando específicamente la cancelación total de los fondos federales para los sistemas de la Universidad de California y la Universidad Estatal de California.
Trump ha criticado públicamente en repetidas ocasiones a Newsom, con quien mantiene una relación conflictiva que solo se ha deteriorado tras la gestión estatal de los devastadores incendios forestales a principios de este año. Según un comunicado de la oficina de Newsom, ambos hablaron por teléfono durante aproximadamente 40 minutos el viernes.
Durante esa llamada, de acuerdo con un funcionario de la Casa Blanca, Trump “le dijo a Newsom que pusiera a la policía en acción porque la situación se estaba saliendo de control”.
No está claro cuánto tiempo permanecerá la Guardia Nacional, pero el memorando firmado por Trump establece que el servicio de la guardia durará 60 días a discreción del secretario de Defensa, Pete Hegseth.
El subdirector del FBI, Dan Bongino, dejó claro que las protestas no detendrán los operativos migratorios, afirmando en redes sociales: “No nos detendremos ni disminuiremos el ritmo. No nos sentimos intimidados ni aprensivos. Las operaciones contra la inmigración ilegal continuarán y cualquiera que use la violencia para obstruirlas será investigado y procesado”.
Por su parte, Hegseth publicó el sábado que los infantes de Marina en servicio activo en la cercana base de Camp Pendleton estaban en “alerta máxima” para apoyar a la Guardia Nacional. Trump aseguró a los periodistas el domingo que, por el momento, no está preparado para invocar la Ley de Insurrección de 1807, que autoriza a los presidentes a desplegar al Ejército estadounidense en territorio nacional.
Cuando se le preguntó si estaba preparado para invocar la ley, Trump dijo a los periodistas en Nueva Jersey que “depende de si hay o no una insurrección”.
Al insistirle sobre si creía que eso estaba ocurriendo en Los Ángeles, respondió: “No, pero hay personas violentas y no vamos a dejar que se salgan con la suya”.
Cuando le pidieron que definiera insurrección, Trump dijo: “Solo hay que mirar el lugar y ver lo que está pasando. Anoche en Los Ángeles, lo observamos muy de cerca. Hubo mucha violencia allí”.
Aun así, dejó la opción abierta.
“Vamos a ver qué necesitamos. Enviaremos lo que sea necesario para asegurar el orden y la ley”, dijo Trump mientras se preparaba para partir hacia Camp David, la residencia presidencial en Maryland.
Poco más de una hora después, afirmó en redes sociales que “multitudes violentas e insurreccionales están invadiendo y atacando” a agentes federales en Los Ángeles para frenar los esfuerzos de deportación de su administración.
Por su parte, se espera que Trump se reúna con Hegseth y otros altos funcionarios, incluido el vicepresidente J. D. Vance y el secretario de Estado, Marco Rubio, la noche del domingo en Camp David, en lo que la Casa Blanca dice que será un retiro regular fuera de la sede para abordar diversos temas y asuntos.
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