Por Stephen Collinson
El presidente Donald Trump tiene la oportunidad de acelerar su avance político y reforzar su control del poder en el país al impulsar en el Congreso la pieza legislativa más importante de su segundo mandato y dar una vuelta de la victoria el 4 de julio.
La medida, denominada “One Big Beautiful Bill Act” (Ley de un gran proyecto de ley hermoso) con la hipérbole provocadora característica del presidente, es el intento de Trump de diseñar un cambio duradero a través de la legislación en una administración que también ejerce un poder ejecutivo enorme y cuestionable.
La iniciativa es significativa por sí misma, tanto ideológica como simbólicamente. Y su combinación de grandes recortes de impuestos y reducciones en el gasto de la red de seguridad social tendrá repercusiones políticas de gran alcance para el país, el legado de Trump y el Partido Republicano.
Codifica algunos de los objetivos clave de Trump, desde financiar su ofensiva contra las deportaciones hasta recortar drásticamente los proyectos de energía verde. La legislación, que ofrece nuevos beneficios a los estadounidenses trabajadores, pero recompensa de forma más llamativa a los ricos, es un reflejo de la transformación y las contradicciones del Partido Republicano moderno.
Pero el proyecto de ley también forma parte de la historia más amplia del segundo mandato de Trump. Días después de bombardear Irán, detener los lanzamientos de misiles entre ambos países y celebrar un fallo de la Corte Suprema que facilitará sus agresivas reivindicaciones de autoridad ejecutiva, la aprobación del proyecto de ley ejemplificaría el creciente poder de un presidente que domina y altera esta era en Estados Unidos y en el extranjero.
El Senado avanzó con lentitud hasta el domingo en un proceso maratónico que se espera culmine en una votación final el lunes. Esto dejaría un plazo ajustado para que la Cámara actúe antes del feriado, la fecha límite preferida por Trump.
Debido a que los senadores realizaron modificaciones importantes al proyecto de ley original de la Cámara, esta importante batalla legislativa podría enfrentar un rechazo significativo por parte de los republicanos de extrema derecha del Caucus de Libertad de la Cámara, preocupados por su impacto en la deuda nacional. Cualquier cambio diseñado para apaciguar a este grupo podría significar que se venza el plazo del 4 de julio, y que el proyecto de ley deba ser conciliado con la versión del Senado.
Pero hay tanto en juego para Trump, y su control sobre la base del partido es tan completo, que es muy probable que el proyecto se convierta en ley. Un acuerdo sobre los impuestos estatales y locales en el Senado desactivó una revuelta en ciernes por parte de los miembros republicanos más moderados de la Cámara de Representantes, quienes serán cruciales para las esperanzas del partido de mantener su mayoría el próximo año.
Los republicanos argumentan que el proyecto de ley central del segundo mandato de Trump honrará las promesas que hizo a los estadounidenses en su victoria electoral el año pasado.
“El presidente Trump basó su campaña en esto. Dijo que vamos a cambiar Estados Unidos para mejor. Nos aseguraremos de que la gente trabajadora pueda conservar una mayor parte de su dinero”, declaró la senadora republicana Katie Britt, de Alabama, a Jake Tapper de CNN en el programa “State of the Union” el domingo.
“Nos aseguraremos de tener fronteras seguras, no solo ahora, sino para las generaciones venideras”, dijo Britt. “Nos aseguraremos de tener una defensa nacional sólida… Vamos a liberar la energía estadounidense. Y nos aseguraremos de que quienes han permanecido ocultos, sean vistos”.
Pero los demócratas criticaron la extensión permanente de los recortes de impuestos del primer mandato de Trump como un regalo masivo a los amigos ricos del presidente y advirtieron que los recortes al gasto de Medicaid destrozarán la atención médica rural y perjudicarán a los trabajadores estadounidenses.
“Lo que esto hace, y la base son todos estos recortes, todos estos recortes a la atención médica, para proporcionar a los más ricos de nuestro país una parte desproporcionada de los recortes de impuestos, simplemente no parece justo”, dijo el senador de Virginia Mark Warner a Tapper. “Cuanto más podamos difundir este mensaje, creo que esto se convertirá en un lastre político”.
Cualquiera de estas narrativas políticas en pugna que logre consolidarse en la mente de los votantes podría determinar el resultado de las elecciones de mitad de período del próximo año.
Este proyecto de ley es la forma más tangible para que Trump implemente sus promesas de campaña de 2024.
Los presidentes siempre enfrentan una intensa presión para convertir en ley sus intentos de transformación política. Hacerlo es crucial para retribuir a sus simpatizantes más fieles y reponer su capital político. Los avances legislativos fallidos erosionan la percepción del poder presidencial en Washington. Y si bien el proyecto de ley contiene numerosas disposiciones que los legisladores republicanos podrían encontrar difíciles de defender, temerían aún más una exhibición de inacción ante el mandato que creen haber recibido de los votantes republicanos.
Trump usa el poder ejecutivo de forma más amplia y cuestionable que cualquier presidente moderno. Pero algunos de esos actos unilaterales podrían ser rápidamente revertidos por un sucesor demócrata. Cambiar las leyes consolida un legado más duradero.
El “gran y hermoso proyecto de ley” también es crucial para algunas de las prioridades más urgentes de Trump. Por ejemplo, desbloquearía fondos masivos para la seguridad fronteriza y el plan de expulsión de migrantes indocumentados, que son el eje central de todo su proyecto político.
“Tenemos mucha gente que buscar, mucha gente que arrestar, sabemos que existen muchas amenazas a la seguridad nacional en este país”, declaró la semana pasada el zar fronterizo de la Casa Blanca, Tom Homan. “Necesitamos encontrarlos. Necesitamos más dinero para hacerlo, necesitamos más agentes para hacerlo. ¡Por Dios, aprobemos esta ley!”.
Otra prioridad de Trump es impulsar la explotación de combustibles fósiles e impulsar la producción de nuevas energías en Estados Unidos. El proyecto de ley elimina numerosas exenciones fiscales y subsidios de la administración Biden para fuentes de energía alternativas, bajo lo que la Casa Blanca denomina la “Nueva Estafa Verde”. Sin embargo, los demócratas advierten que el proyecto de ley destruye empleos para la emergente industria estadounidense de energía verde y representa un regalo para competidores globales como China y Europa.
El proyecto de ley también destaca cómo Trump ha transformado el Partido Republicano al mostrar la importancia del populismo y sus límites. Cumple la promesa de Trump de eliminar los impuestos sobre las propinas y las horas extras, un impulso para los trabajadores estadounidenses, promocionado por el presidente en su campaña de 2024. Sin embargo, la política fiscal general del proyecto de ley es la clásica ortodoxia republicana: cuanto más gana una persona, más dólares probablemente obtendrá. Esto se ajusta a una nueva era de oligarcas estadounidenses, cimentada por un presidente multimillonario y su gabinete de multimillonarios y millonarios.
Fuentes independientes también advierten que, a pesar de las afirmaciones altamente cuestionables de la administración de que el proyecto de ley y los acuerdos comerciales hipotéticos impulsarían el crecimiento, la medida incrementaría la deuda nacional. La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que la versión del Senado del proyecto de ley aumentaría el déficit en US$ 3,3 billones a lo largo de una década. Este despilfarro fiscal hace que el intento de Elon Musk de desmantelar el gobierno federal en el Departamento de Eficiencia Gubernamental parezca más una iniciativa ideológica que fiscal. A pesar de todas las afirmaciones de ahorrar dinero y reducir el déficit, el “gran y hermoso proyecto de ley” deja mucho más clara la postura de Trump respecto a la deuda y la seguridad financiera nacional a largo plazo.
El impacto político más significativo del proyecto de ley podría residir en su intento de transferir una mayor carga del gasto de Medicaid a los estados e introducir nuevos requisitos laborales para los beneficiarios del programa federal de salud. Los republicanos insisten en que el proyecto de ley garantizará el acceso y aumentará la eficiencia del programa.
“Estamos gastando a un ritmo que no podemos mantener. Y, en última instancia, eso significa que estos programas algún día serían insolventes para las mismas personas que los necesitan”, dijo Britt en “State of the Union”. “Queremos que sean redes de seguridad, no hamacas en las que la gente se queda”.
Pero no todos los republicanos estuvieron de acuerdo. El senador de Missouri, Josh Hawley, consiguió retrasos en la implementación de algunos cambios a Medicaid antes de acceder a votar a favor del proyecto de ley. El senador de Carolina del Norte, Thom Tillis, advirtió que muchos en su estado perderían la cobertura de Medicaid con el proyecto de ley y votó en contra de aprobarlo el sábado, lo que le valió una dura crítica de Trump en redes sociales. Horas después, Tillis, uno de los pocos senadores republicanos restantes dispuestos a criticar al presidente, anunció que no buscaría la reelección el próximo año, lo que desencadenó una contienda aún más importante en su estado clave.
La disputa sobre Medicaid, así como otros recortes a los programas de nutrición para estadounidenses de bajos ingresos, ofrece una oportunidad para un Partido Demócrata que ha luchado por frenar a Trump.
“Por un margen de casi 2 a 1, el pueblo estadounidense odia esta legislación porque representará la mayor transferencia de riqueza y dinero de los pobres y la clase media a los ricos en la historia del país”, dijo el senador demócrata Chris Murphy en el programa “Meet the Press” de NBC.
“La Oficina de Presupuesto del Congreso, independiente, dice que va a dejar sin cobertura médica a entre 10 y 15 millones de personas”, continuó el demócrata de Connecticut. “¿Y para qué? Para poder permitirse una nueva rebaja de impuestos de 270.000 dólares para las familias más ricas del país. Nuevas rebajas de impuestos para las corporaciones, nuevas rebajas de impuestos para los multimillonarios”.
Este proyecto de ley es pésimo. Es una abominación moral. Todo el que se entera lo odia.
La Casa Blanca niega que esté recortando la financiación de Medicaid o de la asistencia nutricional y sostiene que simplemente está reduciendo el desperdicio, el fraude y el abuso.
Pero Murphy tiene razón en al menos una cosa: casi todas las encuestas sobre el proyecto de ley muestran su impopularidad. Aaron Blake, de CNN, informó este mes que cuatro encuestas recientes del Washington Post, Fox News, KFF y la Universidad de Quinnipiac situaban la legislación en terreno negativo en un promedio de 24 puntos. En promedio, el 55 % de los estadounidenses encuestados se opuso, mientras que el 31 % la apoyó.
Esta es una de las razones por las que, incluso con la fecha límite de Trump a la vuelta de la esquina, la aprobación del proyecto de ley no está garantizada. La reputación de toda ley importante depende de la batalla política que se libra para definirla en la opinión de los votantes una vez aprobada. Esto se debe especialmente a que los beneficios percibidos de cualquier medida suelen hacerse evidentes con mayor lentitud que sus repercusiones políticas.
El proyecto de ley es crucial para el prestigio y la autoridad de Trump, y será recibido como un triunfo rotundo por el presidente si se aprueba. También podría convertirse rápidamente en una desventaja para los republicanos, al igual que la Ley de Atención Médica Asequible y la Ley del Plan de Rescate Estadounidense lo fueron para los presidentes Barack Obama y Joe Biden.
Pero en una era de presidencias de un solo mandato y mayorías estrechas en la Cámara de Representantes, la responsabilidad política recae cada vez más sobre los partidos y las administraciones para usar el poder mientras lo tienen.
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Trump pretende cambiar la nación y consolidar su poder mientras se acerca fecha límite para su “hermoso proyecto de ley” News Channel 3-12.
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