Muchas personas mayores aceptan las vacunas con entusiasmo. La investigación les da la razón ...Middle East

News by : (KHN) -

Kim Beckham, agente de seguros en Victoria, Texas, había visto a sus amigos sufrir tanto por la culebrilla (shingles) que quería recibir la primera vacuna aprobada contra esta infección tan pronto como estuviera disponible, incluso si tenía que pagarla de su bolsillo.

Su médico y varias farmacias le dijeron que no podían administrarle la vacuna porque no tenía la edad recomendada en ese momento, que era de 60 años. Así que, en 2016, celebró su cumpleaños 60 en su CVS local.

“Estuve allí cuando abrieron”, recordó Beckham. Después de recibir su inyección de Zostavax, dijo: “Me sentí muy aliviada”. Desde entonces, ha recibido la vacuna contra la culebrilla, más reciente y eficaz, además de otras: contra la neumonía, el virus respiratorio sincitial (VRS), las dosis anuales contra la gripe y todas las recomendadas contra covid-19.

Algunas personas mayores están muy contentas de vacunarse.

A Robin Wolaner, de 71 años, editora jubilada de Sausalito, California, la conocen por ser insistente con sus amigos que tardan en recibir las vacunas recomendadas, les manda estudios médicos relevantes. “Los sermoneo un poco”, admitió.

Deana Hendrickson, de 66, quien cuida a diario a tres nietos pequeños en Los Ángeles, pidió una dosis adicional de la triple vírica (SPR), aunque fue vacunada contra el sarampión, las paperas y la rubéola de niña, lo hizo por si su inmunidad al sarampión había disminuido.

Para los adultos mayores que expresan mayor confianza en la seguridad de las vacunas que los grupos más jóvenes, los últimos meses han traído consigo investigaciones muy positivas.

Estudios recientes han descubierto importantes beneficios de una nueva vacuna, versiones mejoradas, y otra que podría ofrecer una ventaja importante que nadie previó.

Los nuevos estudios llegan en un momento político tenso. El secretario de salud de la nación, Robert F. Kennedy Jr., ha menospreciado durante mucho tiempo ciertas vacunas, calificándolas de inseguras y afirmando que los funcionarios de gobierno que las regulan son corruptos y están comprometidos.

El 9 de junio, Kennedy despidió a un panel de asesores científicos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y luego los reemplazó por algunos que se han mostrado escépticos respecto a las inmunizaciones. Sin embargo, hasta el momento, Kennedy no ha intentado restringir el acceso a las vacunas para los estadounidenses mayores.

La evidencia de que las vacunas son beneficiosas sigue siendo abrumadora.

La frase “Las vacunas ya no son solo para niños” se ha convertido en una de las favoritas de William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt.

“La población mayor de 65 años, que a menudo sufre el peor impacto de los virus respiratorios y otros, ahora se beneficia de vacunas que pueden prevenir gran parte de esas enfermedades graves”, afirmó Schaffner.

Tomemos como ejemplo la gripe, que anualmente envía de 140.000 a 710.000 personas a hospitales, la mayoría de ellas seniors, y es mortal para el 10% de los adultos mayores hospitalizados.

Por unos 15 años, los CDC han aprobado varias vacunas antigripales mejoradas para personas de 65 años o más. Más eficaces que la formulación estándar, estas vacunas contienen niveles más altos del antígeno que genera protección contra el virus o incorporan un adyuvante que crea una respuesta inmunitaria más fuerte. También son vacunas recombinantes, desarrolladas mediante un método diferente, con niveles más altos de antígeno.

En un metaanálisis publicado en el Journal of the American Geriatrics Society, “todas las vacunas mejoradas fueron superiores a la dosis estándar para prevenir hospitalizaciones”, expresó Rebecca Morgan, metodóloga de investigación en salud de la Universidad Case Western Reserve y autora del estudio.

En comparación con la vacuna antigripal estándar, las vacunas mejoradas redujeron el riesgo de internaciones por gripe en adultos mayores entre un 11% y un 18%. Los CDC recomiendan a los adultos mayores de 65 recibir las vacunas mejoradas, como muchos ya lo hacen.

Más buenas noticias: las vacunas para prevenir el virus respiratorio sincitial en personas mayores de 60 están dando buenos resultados.

El VRS es la causa más común de hospitalización en bebés y también representa riesgos significativos para los adultos mayores. “Temporada tras temporad, produce brotes de enfermedades respiratorias graves que rivalizan con la influenza”, afirmó Schaffner.

Dado que la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) aprobó por primera vez una vacuna contra el VRS en 2023, la temporada 2023-24 brindó “la primera oportunidad de observarla en un contexto real”, explicó Pauline Terebuh, epidemióloga de la Facultad de Medicina Case Western Reserve y autora de un estudio reciente publicado en la revista JAMA Network Open.

Al analizar los historiales médicos electrónicos de casi 800.000 pacientes, los investigadores descubrieron que las vacunas tenían una eficacia del 75% contra la infección aguda, es decir, enfermedades lo suficientemente graves como que el pacientes pida una cita con un proveedor de salud.

Las vacunas tuvieron una eficacia del 75 % en la prevención de visitas a salas de emergencia, y del 75% en hospitalizaciones, en personas de 60 a 74 años, y mayores.

A pesar de que obtienen un nivel de protección ligeramente menor de la vacuna, los pacientes inmunodeprimidos también se beneficiarán al vacunarse, afirmó Terebuh.

En cuanto a los efectos adversos, el estudio reveló un riesgo muy bajo de síndrome de Guillain-Barré, una afección poco común que causa debilidad muscular y que suele aparecer tras una infección, en aproximadamente 11 casos por cada millón de dosis de vacuna. Esto, enfatizó, “no debería disuadir a la gente”.

Ahora, los CDC recomiendan la vacunación contra el VRS para las personas mayores de 75 años, y para las de 60 a 74 años si tienen un mayor riesgo de enfermedad grave (a causa de, por ejemplo, una enfermedad cardíaca).

A medida que se disponga de datos de la temporada 2024-25, los investigadores esperan determinar si la vacuna seguirá siendo de una sola dosis o si la inmunidad requerirá la vacunación cada determinado tiempo.

Las personas mayores de 65 años expresan la mayor confianza en la seguridad de las vacunas que cualquier otro grupo de adultos, según una encuesta de KFF realizada en abril. Más del 80% afirmó tener “mucha” o “algo” confianza en las vacunas contra el sarampión, la rubéola, la neumonía y la gripe.

Aunque la vacuna contra covid obtuvo un apoyo más bajo entre los adultos, más de dos tercios de las personas mayores expresaron confianza en su seguridad.

Incluso los escépticos podrían entusiasmarse con un posible beneficio de la vacuna contra la culebrilla: esta primavera, investigadores de la Universidad de Stanford informaron que, en siete años, la vacunación contra la culebrilla redujo el riesgo de demencia en un 20%, un hallazgo que estuvo en los titulares noticiosos.

Los sesgos a menudo socavan los estudios observacionales que comparan grupos vacunados con no vacunados. “Las personas más sanas y con mayor motivación por la salud son las que se vacunan”, afirmó Pascal Geldsetzer, epidemiólogo de la Knight Initiative for Brain Resilience de Stanford, y autor principal del estudio.

“Es difícil saber si se trata de una relación de causa y efecto o si, de todos modos, tienen menos probabilidades de desarrollar demencia”, agregó.

Así que el equipo de Stanford aprovechó un “experimento natural” cuando se introdujo la primera vacuna contra el herpes zóster, Zostavax, en Gales. Las autoridades sanitarias establecieron un límite de edad estricto: las personas que cumplieran 80 años el 1 de septiembre de 2013 o antes no eran elegibles para la vacunación, pero quienes eran incluso un poco más jóvenes sí lo eran.

En la muestra de casi 300.000 adultos cuyos cumpleaños coincidían con esa fecha, casi la mitad del grupo elegible recibió la vacuna, pero prácticamente nadie del grupo de más edad lo hizo.

“Al igual que en un ensayo aleatorio, estos grupos de comparación deberían ser similares en todos los aspectos”, explicó Geldsetzer. Una reducción sustancial en los diagnósticos de demencia en el grupo elegible para la vacuna, con un efecto protector mucho mayor en las mujeres, constituye, por lo tanto, una “evidencia más contundente y convincente”, afirmó.

El equipo también observó una reducción en las tasas de demencia tras la introducción de las vacunas contra el herpes zóster en Australia y otros países. “Seguimos observando esto en un conjunto de datos tras otro”, concluyó Geldsetzer.

En Estados Unidos, donde una vacuna más potente, Shingrix, se lanzó en 2017 y sustituyó a Zostavax, investigadores de la Universidad de Oxford observaron un efecto aún más fuerte.

Al comparar a casi 104.000 estadounidenses mayores que recibieron una primera dosis de la nueva vacuna (la inmunización completa requiere de dos) con un grupo que había recibido la formulación anterior, observaron un retraso en la aparición de demencia en el grupo de Shingrix.

Aún no se ha explicado cómo una vacuna contra el herpes zóster podría reducir la demencia. Los científicos han sugerido que los propios virus pueden contribuir a la demencia, por lo que suprimirlos podría proteger el cerebro. Quizás la vacuna reactive el sistema inmunitario en general o afecte la inflamación.

“No creo que nadie lo sepa”, dijo Paul Harrison, psiquiatra de la Universidad de Oxford y autor principal del estudio. Pero, “ahora estoy convencido de que hay algo real aquí”, dijo.

Shingrix, ahora recomendada para adultos mayores de 50 años, tiene una eficacia del 90% en la prevención del herpes zóster y el dolor nervioso persistente que puede generar. Sin embargo, en 2021, solo el 41% de los adultos de 60 años o más había recibido una dosis de alguna de las vacunas contra el herpes zóster.

La conexión con la demencia requerirá más investigación, y Geldsetzer está intentando recaudar fondos de filántropos para un ensayo clínico.

Y “si necesitaba otra razón para vacunarse, aquí la tiene”, dijo Schaffner.

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