Por Katelyn Polantz, CNN
Kilmar Ábrego García –el hombre deportado por error a una prisión salvadoreña y luego devuelto a Estados Unidos solo para enfrentarse a una acusación criminal de contrabando de personas– ha sido puesto por el Gobierno de Donald Trump como ejemplo del peligro de tener inmigrantes indocumentados en EE.UU.
Sin embargo, en medio del enfrentamiento político, diplomático y judicial, partes del caso penal del Departamento de Justicia contra Ábrego García parecen ser tan tenues que una juez magistrada federal en Tennessee cuestionó fuertemente si se merece mantenerlo encerrado en espera de juicio.
Ábrego García se declaró inocente de transportar a otros indocumentados de Texas a Maryland en un vehículo todoterreno en 2022 y de participar en una conspiración de contrabando.
Durante una audiencia de seis horas celebrada la semana pasada, los fiscales pusieron a prueba su retrato de un hombre de sangre fría, conectado a una red criminal, con el que tropezaron los policías estatales en una parada de tráfico en 2022. Presentaron pruebas y testimonios de un agente especial de Seguridad Nacional, pero el equipo de la defensa pudo plantear a la juez importantes dudas sobre su exactitud y autenticidad.
Robert McGuire, fiscal federal en funciones del Distrito Medio de Tennessee, argumentó que Ábrego García podía ser un peligro para la comunidad porque un menor de 15 años que supuestamente viajaba en el todoterreno podría no haber llevado puesto el cinturón de seguridad cuando fue conducido de Texas a Maryland. El fiscal también apuntó a denuncias de violencia doméstica presentadas hace años por la esposa de Ábrego García.
“El Gobierno federal quiere dejar claro que se toma en serio las violaciones inmigratorias y también quiere superar la vergüenza asociada con el envío de [Ábrego García] fuera del país y tener que traerlo de regreso”, dijo Chris Slobogin, un profesor de Derecho de Justicia Penal en la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee.
Los fiscales también han afirmado que Ábrego García podría huir mientras espera un juicio, citando su notoriedad, que adquirió tras ser deportado en marzo.
La magistrada Barbara Holmes calificó esta cuestión de “debate académico” en la audiencia, ya que es probable que Ábrego García permanezca bajo custodia de los servicios de inmigración en un futuro previsible, independientemente de lo que ocurra en la causa penal.
El interrogatorio directo y el contrainterrogatorio en la audiencia, sin embargo, dieron al equipo de defensa de Ábrego García y a la juez muchas oportunidades para plantear dudas sobre la solidez de las pruebas en su contra.
“Un jurado investigador acusó basándose en pruebas, pero parece que la defensa identificó algunos motivos potencialmente productivos para el contrainterrogatorio”, dijo Elie Honig, analista jurídico de CNN.
Las pruebas incluían un video de la parada de tráfico y grabaciones de la cámara corporal policial de cuando Ábrego García fue detenido, en noviembre de 2022, por exceso de velocidad en una carretera interestatal en un todoterreno. En el vehículo viajaban otros nueve hombres, sin identificación ni equipaje.
No se presentaron cargos durante años después de la parada de tráfico, no hasta que Abrego García se había convertido en un juego político en el uso de la administración Trump de una prisión para terroristas en El Salvador para llevar a los inmigrantes indocumentados detenidos en EE.UU. Desde entonces, las autoridades federales han reunido pruebas adicionales de los policías estatales y otros, e incluso ahora dicen que continúan investigando.
La información de los investigadores demostró que el todoterreno que conducía Ábrego García pertenecía a una persona condenada anteriormente por contrabando, y que era poco probable que viniera de St. Louis cuando fue detenido, que es lo que dijo a los agentes.
Estas son las otras pruebas clave del caso:
Los agentes pidieron a los pasajeros del vehículo que escribieran sus nombres, sus fechas de nacimiento y, en su caso, sus domicilios.
El fiscal llamó a esto “funcionalmente la lista de pasajeros como ellos mismos se escribieron”. Uno de los pasajeros autoidentificó su fecha de nacimiento en 2007, por lo que tenía 15 años en el momento del control de tráfico.
Tanto Holmes como la defensa cuestionaron la validez de esa fecha, y de otras. Es posible que los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos no estén dispuestos a revelar sus verdaderos nombres y fechas de nacimiento cuando se lo preguntan las fuerzas del orden en un control de tráfico, argumentó el abogado defensor William Allensworth.
Allensworth también dijo a la juez que los adultos indocumentados en EE.UU. pueden estar motivados para decir que son menores de edad, dadas las protecciones otorgadas en virtud de las políticas de acción diferida para los niños traídos a Estados Unidos ilegalmente. Holmes también señaló que no había ninguna otra evidencia en la corte que señalara que el presunto adolescente de 15 años parecía joven, como un niño.
“La defensa sugirió que tal vez [el presunto joven de 15 años] estaba mintiendo sobre su edad por razones que solo Dios conoce”, respondió McGuire. “Si el joven de 15 años fuera lógicamente la última persona en recibir un trozo de papel para escribir su nombre en él, estaría sentado en la parte de atrás. Señoría, no habría allí cinturones de seguridad”.
Pero la juez le presionó: “¿Qué pruebas tengo de eso?”.
“Es sentido común”, dijo McGuire.
“Apostaría a todo el mundo en este tribunal una cerveza helada a que no había cinturones de seguridad en esa fila de atrás”, añadió.
Los investigadores también afirman que uno de los policías estatales presentes en el control de tráfico tomó fotografías de los pasaportes de algunos de los hombres, en los que no figuraba ningún sello de los puertos de entrada a Estados Unidos. Pero Peter Joseph, el agente especial que testificó el viernes, dijo que los investigadores federales no pudieron encontrar ni tienen esas fotografías.
Las credenciales de las personas que facilitan información sobre Ábrego García no son intachables y, en esta investigación, están aprovechando una oportunidad para proporcionar información que podría ayudarles enormemente en sus propios asuntos legales, señalaron los abogados de la defensa.
Un cooperador, según confirmaron los procedimientos judiciales, es un delincuente que ha sido deportado de EE.UU. en cinco ocasiones, para luego regresar ilegalmente, aunque ahora está intentando permanecer en EE.UU. y obtener un permiso de trabajo. Ese cooperador está actualmente cumpliendo una condena penal en un centro de reinserción social.
Otro cooperador admitió haber traficado con seres humanos y haber sido deportado una vez, pero ahora está detenido y acusado penalmente tras volver a entrar en Estados Unidos.
Los dos cooperadores varones son parientes cercanos. Una cooperadora, que también busca clemencia en su propio procedimiento de inmigración, mantenía una relación con uno de esos hombres.
El riesgo de deportación y condena de algunos de los testigos cooperadores parecía ser mucho mayor que el de Ábrego García, argumentaron sus abogados defensores, insinuando que podrían estar más motivados para mentir con el fin de ayudar al Departamento de Justicia en su caso.
La defensa de Ábrego García también cuestionó incisivamente lo que los cooperadores dijeron a los investigadores.
Los dos cooperadores varones afirmaron que Ábrego García viajaba de Texas a Maryland varias veces por semana. A veces, su mujer y sus hijos iban con él, con los niños potencialmente sentados en el suelo.
“¿Ha hecho alguna vez un viaje por carretera con sus hijos?”, preguntó Allensworth, el defensor público, a Joseph.
“Se ponen un poco inquietos”, respondió el agente especial.
“¿Alguna vez hiciste [24 horas])… y los hiciste sentar en el suelo cuando estaban en una camioneta llena con otros hombres?”, preguntó Allensworth. Según los cooperadores, en una semana, “después de 144 horas en la carretera, finalmente dejaba de conducir con sus hijos sentados en el suelo”.
Varias veces durante la audiencia, los abogados de Ábrego García se opusieron al uso de rumores –o incluso de múltiples niveles de rumores, dijeron– como prueba ante el tribunal. Ejemplos de ello durante la audiencia incluyeron cuando el agente federal, en el estrado de los testigos, dijo a la juez que había escuchado que un cooperador oyó de otra persona que Ábrego García podría haber acosado sexualmente a mujeres.
La acusación de que Ábrego García estaba vinculado a la MS-13 también había llegado a las autoridades federales a través de una cadena de fuentes, según se reveló en la audiencia.
En un momento de la audiencia, McGuire intentó señalar, como prueba de la peligrosidad del contrabando de personas, un accidente ocurrido en México durante una operación en la que murieron muchas personas.
La juez aclaró desde el banquillo que Ábrego García no estuvo implicado en ese incidente.
“Es de relevancia marginal lo que pueda haber ocurrido en algún otro tipo de organización similar de la que el señor Ábrego García pueda formar parte”, dijo.
Algunos expertos jurídicos, como Honig, afirman que el caso de contrabando de Ábrego García en sí es del tipo que no habría recibido mucha atención, y mucho menos una conferencia de prensa televisada de la secretaria de Justicia, Pam Bondi, anunciando la acusación.
“Bondi se puso detrás de ese podio, flanqueada por sus principales lugartenientes del Departamento de Justicia, y gritó al micrófono por una razón: la política”, escribió Honig en un reciente artículo en New York Magazine.
De hecho, tanto Bondi como McGuire han hecho hincapié en lo peligrosos que creen que pueden ser hombres como Ábrego García, y en su interés por mantenerlos fuera de las calles.
“La trata de personas, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo, es muy muy real. Es muy peligroso”, dijo Bondi en la rueda de prensa en la que se anunció la acusación.
A continuación, señaló que, en casos no relacionados, la MS-13 puede traer niños a Estados Unidos para prepararlos y convertirlos en miembros de la banda.
“Mi trabajo es intentar proteger a esta comunidad”, dijo McGuire en la audiencia. Sin embargo, cuando la juez le preguntó repetidamente si tenía pruebas que demostraran en los últimos meses que Ábrego García podía ser peligroso, respondió que se basaba más en su sentido común, en la falta de pruebas que demostraran lo contrario, y en su creencia.
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