Un videojuego sobre el fútbol y la infancia en Ecuador cautiva al mundo. “Despelote” es uno de los mejores juegos del 2025 ...Middle East

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Sergio Gómez Martín

A Julián el fútbol siempre le gustó mucho. Lo jugaba y lo veía en televisión. “Era una gran parte de mi vida. En Ecuador es gran parte de la cultura de todo. Como que es inescapable”. Sin embargo, este desarrollador de videojuegos ecuatoriano de 28 años que vive en Nueva York cuenta a CNN cómo, tras mudarse a dicha ciudad, dejó un poco de lado dicho deporte. “A los gringos no les gusta mucho en comparación con los ecuatorianos”, dice. Ese motivo, hace siete años, fue el primer puntapié para que comenzara a trabajar en “Despelote”, uno de los videojuegos más destacados del año 2025. “Sentía que quería entender cuál era el rol del fútbol en mi vida. Qué significa para mí”, explica.

“Despelote” es un videojuego creado por los ecuatorianos Julián Cordero y Sebastián Valbuena, que narra una historia semi-biográfica en el Ecuador del 2001, en un momento en el que el país estaba a las puertas de clasificarse para su primera Copa Mundial.

El jugador controla a un niño de 8 años apasionado por el fútbol, y la mecánica principal consiste en patear, en primera persona, una pelota por la calle. Un título de unas dos horas de duración que busca explorar la relación de las personas con el fútbol y que es una carta de amor a la identidad ecuatoriana y a la nostalgia de la infancia.

Esta apuesta por una historia tan única y alejada de clichés, maridada con una narrativa diferencial y un estilo visual único e impactante, lo ha convertido en un juego con una personalidad original.

“Sabíamos que queríamos que fuera un juego sobre fútbol, no de fútbol. No queríamos hacer un FIFA”, explican los creadores a CNN. Aquí no hay que marcar goles ni jugar partidos. Simplemente correr, observar y golpear el balón. Lanzarlo a paredes, casas, botellas, a otros niños, a los vecinos… Todo mientras se recorre, observa y escucha un vecindario de Quito, presenciando las conversaciones de sus vecinos mientras se percibe la emoción por la cercana clasificación futbolera.

El joven Julián, el protagonista del juego, desea acabar sus clases e irse al parque a jugar con sus amigos. Ahí, como niño, puede escuchar (todo ello con un doblaje excelente al español de Ecuador) al vendedor de cevichochos (un plato típico ecuatoriano) y a otros vecinos hablar de la vida, de la dolarización de Ecuador, de la crisis económica.

El juego no te obliga a escucharles y los personajes no te hablan a ti de forma directa de esas cuestiones, pues no eres más que un niño cuya única preocupación es patear la pelota y acertar a unas botellas. Todo ello, plasmado en un estilo artístico en el que cada nivel se representa con un color y el fondo está siempre granulado, como con ruido de televisor antiguo, generando una especie de visión “retro”, y en ocasiones hasta onírica, que lo sumerge aún más en esa atmósfera de tiempos pretéritos.

La voz del narrador, el propio Julián Cordero, no pierde la oportunidad de contarte detalles de la vida y la idiosincrasia de Ecuador. Desde mencionar la relevancia de la película “Ratas, ratones y rateros” para el cine ecuatoriano (obra que, por cierto, fue dirigida por su padre, el cineasta Sebastián Cordero), hasta el atentado que sufrió el seleccionador de Ecuador Hernán Darío Gómez.

Son todas estas situaciones las que dotan al juego de una identidad tan auténtica y pura que lo distinguen de otras propuestas. En una industria del videojuego plagada de títulos ambientados en EE.UU., Japón u otros espacios indistinguibles entre sí del norte global, una obra como esta, que se aleja de los convencionalismos, tiene una personalidad apabullante.

Es un videojuego que atraviesa por el alma puesta en representar una instantánea de un lugar y un momento muy concreto. Conozcas su realidad o no. No necesitas ser de Ecuador, ni ser futbolero para conectar con ella, porque es un relato de pasiones, identidad y nostalgia.

“Mi crítica favorita es que muchas personas han proyectado cosas de sus infancias, aunque no tengan nada que ver con la mía”, asegura el propio Cordero.

Esta apuesta por la identidad ecuatoriana y el español es algo que les ha permitido diferenciarse. Valbuena explica a CNN que, precisamente, el hecho de que no haya muchos videojuegos ni películas que la gente conozca sobre Ecuador cree que les permitió tener una obra diferencial.

“El título siempre fue ‘Despelote’ y eso fue algo que nunca quisimos cambiar. Siempre supimos que iba a ser en español y, en términos de fondos, nos ayudó que fuera así de específico. Había mucha gente que nos decía que nunca habían visto un juego de esta parte del mundo. Y como mucha gente tiene esta imagen de que quieren que los juegos sean mundiales, de cierta manera encajamos y había personas que querían financiarlo y empujarlo por eso”, añade Cordero.

El proyecto arrancó inicialmente como el proyecto de tesis de Cordero cuando estaba estudiando en la universidad en Nueva York. Este iba a ser su segundo juego, y en un primer momento esperaba que fuera un desarrollo no superior a un año. Fue ahí cuando contactó a Valbuena, quien no había trabajado anteriormente en videojuegos, para que se encargara del arte y la música del juego. Sin embargo, el proyecto se prolongó durante siete años.

“Comenzamos el verano de 2018, aunque a tiempo completo han sido los últimos tres años. Antes fue algo a medio tiempo. Originalmente conseguimos unos fondos de Microsoft que nos permitieron dedicarle más tiempo. Después, unos del fondo del Ministerio de Cultura de Ecuador. Finalmente, firmamos con la distribuidora Panic, que fue lo que nos permitió estar a tiempo completo”, explica Cordero.

¿En qué tardaron tantos años? Crear videojuegos no es un trabajo siempre ágil, y las ideas pueden llegar a ser difíciles de desarrollar. Especialmente cuando la narrativa, una de las partes más brillantes del juego ahora, fue uno de los puntos más difíciles de desarrollar. Los dos creadores ecuatorianos argumentan que comenzaron “de una manera muy ambiciosa”. Lograron definir pronto el arte del juego, los personajes y la interacción de patear la pelota. Sin embargo, no sabían cómo terminar el juego, como explica el mismo Cordero: “Eso es lo que nos tomó como cinco años. Entender cuál sería la narrativa, el arco del juego. Cómo se mezclan esas mecánicas con el mundo”.

“La parte narrativa ahora es súper importante, pero cuando empezamos no estaba casi ni presente”, añade Valbuena. “Creo que lo que más nos interesaba era esa idea de cómo puedes, de alguna forma, conversar con otras personas mediante el fútbol, a través de patear un balón.”

Cordero detalla que en un primer momento se rehusaba a utilizar diálogos y voces, y quería apostar por el fútbol como idioma universal. Sin embargo, reconoce en la entrevista con CNN que se dieron cuenta de que eran necesarias para poder “contar algo más profundo”.

La escena final y cómo concluir el título fue otro de los apartados que más trabajo les dio a los dos creadores. “Despelote” se desarrolla a lo largo de cinco partidos clave (de los cuales pueden verse imágenes reales en el juego) para la clasificación de Ecuador para el Mundial, y concluye, precisamente, con el enfrentamiento ante Uruguay en el que el delantero Iván Kaviedes anotó el histórico tanto que le dio a Ecuador la clasificación matemática para el Mundial de Corea y Japón de 2002. “Estuvimos años, literalmente, pensando en cómo vamos a retratar este momento. Al principio teníamos la idea de que ibas al estadio y estabas ahí con toda la gente y veías el gol en vivo, pero estaba demasiado difícil”, aclara Julián.

Sin embargo, el cierre del juego no necesitaba de una gran escena de júbilo para acabar por todo lo alto. Su final es mucho más mundano y, a la vez,mágico. Sus protagonistas, ya adolescentes, están pasándose el balón mientras hablan de la última fiesta a la que fueron. Un final que redondea el mensaje de la obra.

Pocos juegos consiguen, con una mecánica tan simple, sorprender y conectar de la manera en que lo ha hecho este título. Un partido de fútbol en la vida real dura 90 minutos y emociona. “Despelote” dura unos 120 minutos y no se queda corto en lo que genera. Ecuador, Latinoamérica y el mundo ahora tienen a dos creadores que continúan demostrando que el sur global tiene historias y perspectivas únicas con las que nutrir al videojuego. Qué influencia ha tenido el gol de Kaviedes…

“Me interesa mucho hacer juegos que intenten retratar el mundo. Siento que, a través de este juego, he descubierto que me interesa explorar eso”, concluye Cordero.

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Un videojuego sobre el fútbol y la infancia en Ecuador cautiva al mundo. “Despelote” es uno de los mejores juegos del 2025 News Channel 3-12.

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